lunes, 15 de diciembre de 2008

NEW WAVE (Nueva ola)


Fue así como en 1964, un joven llamado Wolfgang Weingart comenzó a cuestionar la tipografía tan ordenada y refinada que se utilizaba hasta entonces. Teniendo esta inquietud se dispuso a aplicar un estilo totalmente opuesto, caracterizado por un diseño alegre basado en la intuición, agregando efectos visuales que enriquecieran su gráfica, decidiendo con esto dar un paso más, incorporando a su repertorio en 1970 la técnica conocida como collage, transformándose en un innovador que creó una forma de gráfica tipografíca e imágenes pictóricas en formas nunca antes vistas

Otra preocupación fue la contraposición entre legibilidad y disposición de tipografías, ya que estos elementos entran en constante conflicto. El primero permite una lectura clara y eficiente, la otra promueve el interés en aquella lectura.

Un foco importante del posmodernismo se desarrolló en las escuelas de Memphis y San Francisco a finales de la década de los setenta. Sus características y fundamentos se guiaban sobre la base del pluralismo y a la conciliación de los mejores y más diversos elementos que perfeccionaran su diseño a la búsqueda del placer visual.
Estos diseñadores sentían una profunda predilección por la textura, el modelo, la superficie, el color y la geometría juguetona, introduciendo formas caprichosas y exageradas.
Esta escuela manifiesta su interés en la cultura popular contemporánea y en artefactos y ornamentos de culturas antiguas, dejando en segundo plano la función, enfocándose en la imagen icónica del modelo de superficie, la textura y el color también adoptan las formas geométricas exageradas, en colores muy llamativos, siendo de esta forma un estilo de diseño extravagante con vocación decorativa.

La escuela de San Francisco se caracteriza por la innovación del color y la forma floreciendo rápidamente un diseño creativo, optimista y alegre, con un agudo sentido del humor y actitud desenfrenada con respecto a la forma y el espacio. Los estilos posmodernistas de Memphis y de San Francisco se convirtieron en íconos dominantes del diseño de los ochentas, donde la superficie y el estilo se transformaron en su meta y justificación.

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